La castración en perros es una de las intervenciones más habituales en perros. En muchos casos, puede estar justificada por motivos de salud o para evitar camadas no deseadas. Sin embargo, también se recomienda con frecuencia como solución a ciertos problemas de comportamiento, y ahí es donde vale la pena pararse a pensar con más calma.
En este artículo no quiero hablar solo de los posibles beneficios. Me parece importante dar visibilidad a los riesgos y consecuencias que normalmente no se explican con claridad. Como entrenador canino, me encuentro a menudo con perros castrados que desarrollan problemas después de la intervención, y creo que es necesario hablar con honestidad sobre este tema.
¿Qué cambia con la castración en perros?
Eliminar los órganos sexuales no solo detiene la capacidad reproductiva del perro. También afecta la producción de hormonas como la testosterona o los estrógenos, que tienen un papel clave en muchas funciones corporales y también en el comportamiento.
Estas hormonas no solo están relacionadas con el impulso sexual. También influyen en el desarrollo muscular, la salud del sistema inmunológico, la estabilidad emocional y la regulación del estrés. Suprimirlas puede tener efectos secundarios importantes que conviene conocer antes de decidir.
Posibles efectos sobre la salud física
Aunque es cierto que la castración previene enfermedades específicas (como piometra, problemas prostáticos o algunos tipos de tumores), también puede aumentar el riesgo de otros trastornos, entre ellos:
- Problemas articulares en razas grandes (especialmente si se castra demasiado pronto).
- Tendencia al sobrepeso y cambios en el metabolismo.
- Mayor probabilidad de desarrollar enfermedades como hipotiroidismo, ciertos tipos de cáncer, dermatitis o trastornos inmunológicos.
La castración en perros no es un seguro universal de salud, y los efectos pueden variar según la raza, el sexo, la edad y el contexto del animal.
¿Y el comportamiento? ¿Realmente mejora?
Aquí es donde más mitos circulan. Se suele pensar que un perro castrado será más tranquilo, menos agresivo y más fácil de manejar. Pero la realidad es más compleja.
- La testosterona, por ejemplo, actúa como un regulador del estrés. Ayuda a equilibrar la respuesta del cuerpo ante situaciones intensas. Al eliminarla, el perro puede volverse más reactivo, inseguro o ansioso, sobre todo si ya era sensible de base.
- Algunos estudios demuestran que, tras la castración, muchos perros desarrollan comportamientos ligados al miedo o a la ansiedad, como ladridos excesivos, hipervigilancia o incluso agresividad por inseguridad.
- En encuestas realizadas a familias que castraron a sus perros por problemas de conducta, la mitad no notó mejoría y un número significativo reportó comportamientos agresivos nuevos que antes no existían.
Si la castración se está valorando por motivos de comportamiento, hay una opción interesante antes de tomar la decisión definitiva: la castración química. Este procedimiento reversible simula el efecto hormonal de la castración quirúrgica y dura entre 6 y 12 meses.
Si en los primeros 2 meses no se observan cambios de conducta, es un indicio claro de que el problema no está relacionado con las hormonas sexuales, sino que se debe al comportamiento y debe abordarse desde la educación y la gestión emocional.
La edad en la castración en perros, importa (y mucho)
Durante el crecimiento, especialmente entre los 6 y 14 meses, los perros atraviesan fases sensibles en las que se consolidan patrones emocionales y de comportamiento. Si en ese momento se elimina la producción hormonal de forma abrupta, se puede interrumpir ese desarrollo de forma negativa.
- Perros castrados muy jóvenes presentan más probabilidades de desarrollar miedos, reacciones exageradas ante sonidos o estímulos y dificultades para gestionar el entorno.
- En el caso de las hembras, también se ha observado una mayor tendencia a la reactividad, ansiedad y agresividad después de la esterilización, especialmente si se hace antes de la madurez completa.
- Incluso se han relacionado alteraciones en la capacidad cognitiva, posiblemente ligadas a la disminución de ciertas sustancias neuroprotectoras como la DHEA, que se mantienen en niveles más altos en hembras no esterilizadas.
Entonces, ¿recomiendo castrar?
Depende. No hay una única respuesta válida para todos los perros.
Lo importante es que la decisión no se base en automatismos ni en consejos generales. Hay que evaluar cada caso individualmente, teniendo en cuenta el carácter del perro, su entorno, su etapa vital y los posibles efectos a medio y largo plazo.
Siempre recomiendo hablar con un veterinario que esté al día de los estudios actuales, y si hay dudas de comportamiento, contar también con la opinión de un profesional de la educación canina.
La castración en perros no es ni buena ni mala en sí misma. Es una herramienta, y como toda herramienta, puede ser útil en algunos casos y contraproducente en otros. No deberíamos usarla como solución rápida a problemas de conducta que requieren trabajo, acompañamiento y comprensión.
Antes de tomar una decisión irreversible, infórmate, pregunta, observa a tu perro y valora todas las opciones. A veces, educar es más eficaz que intervenir.
Y recuerda, si tienes dudas o necesitas que te acompañe durante este proceso, no dudes en contactar conmigo. ¡Estaré encantado de ayudaros!